Artículo cedido de Promúsica Valladolid, publicado el 29/10/1999:
La música, que en principio es sustancia física, influye en muchos aspectos biológicos y de comportamiento del ser humano. Quizá la influencia más llamativa sea la que ejerce en nuestro cerebro, que es plástico y susceptible de adaptación: el estudio y práctica de la música puede modificarlo para conseguir que sus dos hemisferios funcionen con más agilidad e integración, de modo más holístico. No sólo en funciones musicales, sino también en dominios como la memoria o la matemática.
Para que la sociedad española pueda beneficiarse de ello, es necesaria la educación en esta disciplina desde temprana edad, y el lugar idóneo para que llegue a todos es la enseñanza obligatoria.
Por otro lado, el consumo generalizado de música en nuestra sociedad, mal utilizado, produce daños en la salud, incluso lesiones irreversibles. Educar para preservar la salud respecto de un medio hoy omnipresente, utilizado de modo constante como reclamo para el consumo, es otra de las grandes tareas que esta materia debe abordar.
Este estudio trata de una serie de efectos de la música en la formación integral del individuo, que son quizás difíciles de asumir para quien no haya sido educado musicalmente, pero que vamos a exponer a la luz de recientes investigaciones que aportan datos objetivos para ilustrar esta afirmación, la cual engloba factores ya conocidos como el desarrollo del ritmo, de la coordinación psicomotriz, de la sensibilidad artística… junto a otras aportaciones que sobre las que se trabaja en la actualidad mediante diversos trabajos de investigación.
“El cerebro de los músicos es distinto: El cerebro es un órgano plástico que se moldea con relación a los estímulos culturales que recibe desde la infancia. … en el cerebro de los músicos, la zona cuya función es registrar y diferenciar los estímulos acústicos es un 25 % más grande que en el de las personas que jamás hayan tocado un instrumento” [1].
1. ¿Cambia nuestro cerebro con la educación musical?
Pues sí, esta pregunta ha podido responderse afirmativamente mediante la utilización en investigaciones recientes sobre Neurofisiología las modernas técnicas de la Magneto Encefalograma (MEG), la Tomografía por Emisión de Positrones (PET) o la Imagen de Resonancia Magnética Funcional (FMRI), con las que se pueden visualizar las partes del cerebro implicadas en las distintas tareas que realiza este órgano, y que han permitido llegar a las siguientes conclusiones [2]:
- Frances Rauscher sugiere que la música estimula conexiones neuronales específicas situadas en el centro de razonamiento abstracto del cerebro, lo que hace a los individuos más inteligentes.
- Según el Dr. Schlaug, el cerebelo (zona del cerebro que contiene el 70 % de las neuronas) es un 50 % más grande en los músicos que en otros grupos.
- Según un estudio de la Universidad de Hong Kong [3] los adultos que han recibido enseñanza musical antes de los 12 años tienen mejor memoria oral porque tienen más desarrollado el lóbulo temporal izquierdo del cerebro.
¿Cómo puede producirse este fenómeno?
Al nacer, todas las neuronas están ya establecidas, pero durante la infancia, los axones y dendritas de las neuronas crecen y desarrollan una enorme cantidad de conexiones sinápticas que dependen de los estímulos que reciben.
La conexión del cerebro está expuesta a una constante reorganización llamada plasticidad neuronal. Así, neuronas de funciones fisiológicas similares se ordenan en columnas verticales, cada una de aproximadamente 10.000 neuronas recíprocamente conectadas. Estas columnas se interconectan formando una red que puede comprometer a ambos hemisferios. Las neuronas y columnas que con frecuencia se activan al mismo tiempo, fortalecen la fuerza sináptica y facilitan las transmisiones de información entre ellas (Hebb, 1949).
En consecuencia, se desarrolla una estabilización de uniones celulares relacionadas con el estímulo. Este es el principio básico del aprendizaje, que nos permite comprender los eventos del mundo externo por vía de permanente enlace de la actividad nerviosa producida por diferentes estímulos sensitivos que llegan simultáneamente o en una relación temporal cercana.
Así Schlaug (1995) defiende que “la educación musical produce modificaciones en la conexión sináptica de conjuntos de células neuronales extendidos; o sea: produce cambios en el Software de nuestro cerebro. … Pero también en el Hardware: la mitad anterior del cuerpo calloso que conecta el lóbulo central derecho y el izquierdo es más grande en los músicos que en los no músicos: el número de fibras que conecta ambos lóbulos frontales se incrementa como consecuencia de un entrenamiento temprano de la coordinación de ambas manos.”
De las investigaciones efectuadas mediante la comisuroterapia, se puede deducir que cada uno de los hemisferios cerebrales procesa selectivamente, en principio, unos determinados estímulos que le vienen dados del exterior. Es decir, hay una dominancia lateral para los distintos aspectos de la información que le llega al cerebro, como se evidencia en el siguiente cuadro [4] (Springuer y Deutsch, 1994):
Hemisferio izquierdo | Hemisferio derecho |
Verbal Secuencial Temporal Digital Lógico Analítico Racional |
No verbal Video-espacial Simultáneo Analógico Gestalt Sintético Intuitivo |
Pero hay una relación entre los dos hemisferios a través del cuerpo calloso, de manera que intercambian información y se complementan. Es lo que llamamos intrahemisfericidad e interhemisfericidad cerebral. Por ejemplo, en los casos de memoria el cerebro trabaja holográficamente.
Al igual que otros fenómenos, la música no está representada por sus elementos en células individuales que particularmente se especializan en el procesamiento de un parámetro musical, sino que se extiende en muchas áreas de ambos hemisferios por medio de las conexiones sinápticas. La teoría de la correlación de Von der Malsburg (1986) supone que la pulsación de descargas neuronales sincrónicas son responsables de la construcción de representaciones mentales, y el aprendizaje puede ser descrito en forma de representación mental.
Así según Despins [5] (1989) “el ritmo musical estimula los dos hemisferios cerebrales. … el hemisferio derecho recibe el estímulo musical y el izquierdo interpreta y controla la ejecución. … La música siempre será el mejor medio para desarrollar y acrecentar en forma adecuada este fenómeno cerebral”
En este sentido, entre las conclusiones de la Sociedad para la Neurociencia se apuntan las siguientes:
- “Hemos comprobado que la armonía, la melodía y el ritmo tienen diferentes patrones de actividad cerebral. Implican tanto al lado derecho como izquierdo del cerebro” (Parsons).
- “Los científicos sugieren que los mecanismos neuronales de la música podrían haberse desarrollado originalmente para comunicar emociones, como un precursor del habla”.
- “Las activaciones de patrones cerebrales que se alcanzan a través de la práctica musical ‘salpican’ de manchas pequeñas casi todas las áreas del cerebro. Esto indica un uso más eficiente y económico de sus capacidades.” [6]
ES DECIR, LA ACTIVIDAD MUSICAL, QUE INTEGRA FUNCIONES DE ALTO NIVEL, TIENE EFECTOS PROFUNDOS Y DURADEROS SOBRE EL MODO DE ORGANIZAR EL PROCESAMIENTO GENERAL DE LA INFORMACIÓN EN EL SER HUMANO.
Recientísimos estudios realizados en el campo de la Neurobiología demuestran esta afirmación:
- Se ha medido las representaciones corticales en músicos muy diestros. Se ha comprobado que éstas son un 25 % mayores en los músicos que en un grupo de control de personas que nunca habían tocado un instrumento; y este crecimiento era proporcional a la edad en que los músicos comenzaron a practicar. [7]
- Análisis comparativos entre músicos y un grupo de no músicos demuestra que la parte anterior del cuerpo calloso es mucho más grande en músicos, sobre todo en los que comenzaron su entrenamiento antes de los 7 años. [8]
- “Los individuos musicalmente entrenados sacan mejores puntuaciones en habilidades espaciales. El entrenamiento musical produce modificaciones a largo plazo en el sistema de circuito neuronal, en regiones principalmente no relacionadas con la música”. [9]
- (El entrenamiento musical) puede fortalecer el aprendizaje de currículos standard como matemáticas y ciencia que se relacionan fuertemente con el razonamiento espacio temporal”. [10]
- (La música tiene) “una influencia sobre la actividad, la productividad y sobre el incremento de la activación y la atención selectiva.” [11]
- Diversos autores sugieren que la música potencia la habilidad de resolver problemas de tiempo, espacio y secuencia. [12]
- “Una buena educación musical mejora el aprendizaje de las matemáticas. … Muchos de los alumnos experimentales habían tenido malos resultados en la etapa preescolar en comparación con los alumnos de control; sin embargo, al cabo de 7 meses habían igualado la capacidad de lectura de estos últimos y mejorado su actitud y comportamiento, y superaban al grupo de control en una asignatura sorprendente: las matemáticas”. [13]
- Los estudios de Rauscher demuestran que existe transferencia entre habilidades musicales a otras funciones cognitivas, por ejemplo, con habilidades espaciales.
- Un estudio realizado en las universidades de Friburgo y Salzburgo sostiene que los alumnos que asisten a clases de música obtienen mejores calificaciones en otras materias. En una muestra de 1.200 alumnos, se observó que los que recibían formación musical aprendían más fácilmente matemáticas y lenguaje. [14]
EN CONCLUSIÓN, LA MÚSICA PODRÍA JUGAR UN PAPEL IMPORTANTE PARA POTENCIAR LA INTELIGENCIA.
De hecho en algunos estados norteamericanos ya hay escuelas donde los niños escuchan regularmente sonatas de Mozart [15], y experimentos sobre el comportamiento han demostrado un fortalecimiento a corto plazo del razonamiento espacio-temporal en estudiantes que escuchan sonatas de Mozart [16].
Este reforzamiento de la amplitud que indica una más aguda función de memoria sensorial en los sujetos musicales, sugiere que incluso “la componente cognitiva de la musicalidad, tradicionalmente contemplada como dependiente de los procesos cerebrales relacionados con la atención, de hecho está basada en mecanismos neuronales presentes ya en el nivel preatentivo” [17] y que “la música sirve como una ayuda a la memoria que facilita la comunicación de noticias e ideas”. [18]
Dicho de otra manera: la música no sólo es música. En un estudio sobre la memoria musical, O’Connor (1992) afirma que “el sentimiento, el sonido y la imagen se reconstruyeron al mismo tiempo a raíz de la audición. La música no es simplemente un recuerdo auditivo, sino una síntesis de vista, sonido y sentimiento. La memoria musical no es simplemente una memoria auditiva”. Y un efecto más que potencia la educación musical es “una complementariedad o intercambio de información entre los dos hemisferios (cerebrales) con lo que … puede contribuir al desarrollo armónico del cerebro total y, por tanto, de la formación de la persona.”
Estamos de acuerdo con San José (1998) en que “una metodología y didáctica científicamente fundamentada y lo más efectiva posible compatible con el desarrollo armónico de los dos hemisferios cerebrales … traerá como consecuencia un mejor y mayor desarrollo de las potencialidades de la persona en su totalidad integral”.
Como ejemplo de los logros que pueden conseguirse, citamos una investigación realizada en la comunidad Valenciana, cuyas conclusiones son:
- La media de musicalidad de los niños valencianos de 9 años (muestra significativa) sin cultivo musical alguno, esta 4 puntos por encima de la media de los niños ingleses de la misma edad; pero esta ligera ventaja con el correr de los años se vuelve negativa dado que los niños valencianos de 14 años sin formación musical quedan muy por debajo del nivel medio de los niños de otros países europeos.
- Distinto es el panorama de los niños que reciben formación musical: a los 9 años alcanzan prácticamente el mismo nivel de rendimiento que presentan sus paisanos de 14 que no reciben educación musical. Si ésta tiene lugar, el desarrollo ventajoso sigue manteniéndose de forma que los niños de 14 años que reciben educación musical alcanzan en los test un nivel de rendimiento musical superior en más de 3 puntos sobre los niños ingleses de esa edad, igualmente con formación musical. [19]
2. La música en la integración y en el tratamiento de la diversidad
Hemos de recordar que la enseñanza general ha de tener en cuenta todos los factores de desarrollo, y que si lo antes expuesto evidencia la importancia de la música en las funciones cerebrales (y por tanto en los procesos de aprendizaje), ello reviste una importancia especial para los centros en los que existe integración de alumnos con dificultades en el aprendizaje, sicomotoras, de integración social, etc.
En efecto, si algunos médicos ya utilizan la música en la rehabilitación de pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares, como coadyuvante en la rehabilitación motora, Boscaini (1987) afirma que “la regularidad (del ritmo) tiene como efecto crear una inducción motora que conduce al nacimiento del movimiento, y por lo tanto induce a una actividad cinestésica y después sicomotora”.
La música es igualmente útil como herramienta para tratar trastornos de la fonación, dislalias, disatrias, afasias… mediante la realización de ejercicios de articulación, dicción, relajación, etc.
Sobre los trastornos de la atención (como por ejemplo la hiperactividad) se ha demostrado la “influencia de la música sobre la actividad de la productividad y sobre el incremento de la activación y la atención selectiva” (Lafarga, M. y E., 1997). “Los chicos ADHD lo hacían significativamente mejor con música que con habla o en silencio. Sin embargo, sólo mejoraron los chicos que recibieron la música en primer lugar. Los efectos que facilitan la estimulación auditiva saliente sobre la función aritmética de los chicos hiperactivos da algún apoyo a la teoría de la estimulación óptima underarousal”. [20]
Un trastorno frecuente en las aulas es el del lenguaje, al que frecuentemente va asociada la dislexia. Ciertas investigaciones afirman que al menos un 8 % de los niños pueden tener trastornos del lenguaje, y de ellos más del 85 % son también disléxicos. Se sospecha que este problema se origina por la incapacidad para procesar con suficiente velocidad la información auditiva. Por ello es adecuado un entrenamiento que impulse las actividades de temporización, y así actualmente se trabaja en terapias de sonidos lentos para conseguir que esos niños aumenten progresivamente su velocidad en la captación de fonemas, que influirá en su reconocimiento oral y posteriormente en el escrito. Tallal y Merzenich (Science, 1996) informan que 11 niños así tratados adquirieron en un solo mes la destreza en el lenguaje que suele costar 2 años.
En cuanto a las alteraciones sensoriales, es claro en el caso de los que sufren de ceguera total o parcial, en los que se produce una compensación auditiva en estructuras cerebrales que se hubieran quedado inutilizadas por falta de estímulos visuales, y “pueden desarrollar un mapa tridimensional del espacio en sus mentes, basándose exclusivamente en percepciones auditivas” (Lepore, Sciencie, 1997).
3. Música y salud: Excitación individual y trastorno colectivo
Por último, pero también importante, resaltaremos dos campos en los que se impone una estrategia de prevención y cuidado: la salud y el medio ambiente.
La música “nacida de la necesidad humana, es parte de cada uno, concierne a todos. Su aparición marcó un hito en el proceso de hominización y en su desarrollo sigue siendo un factor de humanización” (Pastor, Eufonía, 1999).
Datos recientes revelan que el uso del sonido está dando lugar a un creciente número de patologías. Según estudios del Ejército Noruego, el porcentaje de personas con daños en el sistema auditivo se ha incrementado de un 15 % en 1981 a más del 30 % en 1987. Ello pone de relieve que debemos educar a la población en la protección de su salud auditiva y del aparato fonador, y la escuela sería el lugar ideal para ello.
La contaminación acústica es otro problema de la ciudad moderna que ha de ser cuidado, pues está demostrado que la exposición a niveles excesivos de ruido conducen a alteraciones sicosomáticas (alteración de la presión arterial, estrés, cefaleas) perniciosas para el equilibrio físico y síquico. E
n concreto, España es considerado como el país más ruidoso de Europa, y Madrid están las ciudades con mayor agresión auditiva [21]. En tal sentido es expresivo el estudio realizado para la ciudad de Bilbao [22].
Sin embargo existen normativas al respecto, que se transigen por falta de una adecuada concienciación del ciudadano en cuanto a la repercusión del sonido. Esta concienciación ha de realizarse desde la escuela, como parte de la Ecología y Educación para el medio ambiente que se está impulsando.
Por otro lado, la música nos influye, queramos o no, de un modo irremediable [23] (como bien saben los expertos en marketing) tanto desde el punto de vista físico como el de las emociones [24].
Estos cambios fisiológicos sobre emociones sólo parcialmente reproducen los que se encuentran para emociones no musicales. Por tanto los efectos fisiológicos de la música observados, en general apoyan la visión emotivista de las emociones musicales, por lo que debemos ser conscientes, críticos, y aprender a utilizarla conscientemente para nuestro bienestar.
Asimismo está demostrado que la música puede ejercer un efecto narcotizante [25] o, por el contrario, fortalecer nuestro pensamiento [26]. Diferentes tipos de música inducen a distintos cambios neuroendocrinos. La música techno está asociada a cambios significativos en el ritmo cardiaco, en la presión sanguínea y en significativos cambios emocionales. La música clásica también induce a cambios emocionales, pero no produce cambios significativos en combinaciones hormonales.
En cuanto a la influencia sobre el pensamiento [27], diversos resultados indican que 8 de cada 90 sujetos presentan un patrón de mala adaptación al escuchar música, similar al exhibido por los que abusan de substancias (los denominados “adictos”). Otros resultados muestran que escuchar música de un estilo familiar incrementa la disposición de recursos actitudinales durante el proceso de actualización de la memoria que se supone determina la amplitud P3, y por tanto muestra los efectos del entorno cultural en el proceso cognitivo.
4. ¿Dónde estudiar música?
El Consejo Europeo de la Música, partiendo del principio de que la educación musical es un derecho del ciudadano europeo [28], espera de los gobiernos un incremento en la formación musical en las escuelas.
“Únicamente en las escuelas públicas los niños y adolescentes podrán recibir una enseñanza musical intensa que les permita practicar durante toda su vida una actividad musical autónoma y alcanzar un comportamiento musical responsable .“ [29]
“El derecho democrático a la formación incluye el derecho a la experiencia artística. Por esta razón todos los niños y adolescentes de las escuelas europeas deberían recibir una formación musical que les conduzca a practicarla a lo largo de su vida…. (…) A ojos del mundo, la cultura musical es uno de los signos distintivos más importantes de la identidad europea. Los gobiernos nacionales de la Unión Europea cargan con la responsabilidad de la planificación de una futura Europa y por lo tanto, con el cumplimiento de los objetivos de formación correspondientes. En apariencia quedan ampliamente subestimados el papel integrador y la influencia de la música y de la educación musical para las personas procedentes de diferentes culturas, en temas como la organización del ocio, la formación de la capacidad de juicio y el comportamiento social y comunicativo, además de la creciente importancia económica de la cifra de negocios musicales.” [30]
Por todo ello afirmamos la necesidad de que se refuercen las medidas educativas que conduzcan a una efectiva educación musical en la enseñanza general tanto en sus niveles de primaria y secundaria, como en la creación de un Bachillerato musical puesto que en un sistema democrático de enseñanza ningún alumno ha de verse privado de las posibilidades que aquí exponemos.
Biográfia
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- Conclusiones de la conferencia de Palermo, 1994.
- Consejo Europeo de la Música. Formación musical para todos. Sesión realizada en Bratislava, Octubre, 1994.
MARIA ELVIRA says
EXCELENTE ARTICULO
YO EMPECE A ESTUDIAR MUSICA A LOS 50 AÑOS PRIMERO ESTUDIE SAXOFON Y DESPUES DE 5 AÑOS ME CAMBIE AL VIOLONCELLO HOY DIA TENGO 62 AÑOS Y SIGO TOCANDO LOS DOS INSTRUMENTO… LECTURA A PRIMERA VISTA EN CUALQUIER CLAVE ….. POR LO TANTO NO HAY EDAD PARA ESTUDIAR MUSICA O APRENDER A TOCAR UN INSTRUMENTO.