La iniciación en el mundo musical debe empezar desde que el niño está dentro de la barriguita de su mamá, es decir, se necesita que los padres sean conscientes del beneficio de la música en cualquier etapa de un niño. Siempre ha existido “el momento” en el que las madres/padres cantan a sus hijos cuando están esperando su nacimiento, o les hablan, siendo esto incluso música, sonidos que los bebés están recibiendo y reconociendo auditivamente.
En la tradición, y hablo también desde mi experiencia personal, la educación musical ha empezado en los niños desde edades muy tempranas, incluso inconscientemente por parte del que enseña, centrado en enseñar palabras, números, colores, … y no se da cuenta que está transmitiendo también ritmos y entonación musical. El aprendizaje de canciones los estimulan aprender a hablar, contar, sonidos de animales, etc… potenciando también su memoria.
Con la música, a través de canciones infantiles, juegos rítmicos,… ayudamos a desarrollar su alfabetización, la psicomotricidad, otros idiomas, la memoria, además de su concentración. En cuanto al aspecto musical, desarrolla su voz y el canto, la duración y altura de un sonido, el movimiento como medio expresivo para conocer el cuerpo y la sincronía entre las extremidades por ejemplo.
La iniciación en la música a través de un instrumento musical, en mi opinión, debe comenzar a partir de los cuatro o cinco años. En primer lugar, el niño debe probar varios instrumentos, comparando entre la familia de la cuerda, viento, y si es posible en el centro, la percusión, así se podrá saber atendiendo a la motivación del niño hacia donde se dirige su entusiasmo. No siendo una imposición por parte del padre la elección de un instrumento, pero en cambio, siempre aconsejo que los padres intenten guiar a sus hijos en la elección.
Es muy importante si el niño va a comenzar en una edad temprana, saber que el profesor que lo va a guiar en éste aprendizaje tenga experiencia con niños de poca edad, convirtiendo las clases en sesiones amenas, divertidas, contagiando entusiasmo por el instrumento y no como una tarea obligatoria.
En este aspecto, sobre no imponer el instrumento como tarea obligatoria, debo puntualizar que no es correcto no hacer un pequeño estudio en casa, teniendo en cuenta la predisposición del niño, se debe repasar en casa lo aprendido en las clases, para así obtener un mayor rendimiento del aprendizaje. La duración puede ser incluso de cinco minutos, o en cambio, media hora.
Por último, me gusta aconsejar, que se investigue y se le enseñe al niño los distintos tipos de música, para ver sus diferentes reacciones y habituarse en la escucha, dentro de un gran y buen abanico de estilos, sus preferencias musicales.
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